martes, noviembre 24

The Legend of Zelda, 25 aniversario del nacimiento de esta saga.


The Legend of Zelda 

 


Hace casi 25 años, Shigeru Miyamoto creaba una franquicia que con el paso del tiempo, sería una de las más reconocidas en la historia de los videojuegos. Grandes episodios, considerados por muchos como mejores juegos de la historia, aunque ninguno como su obra cumbre, The Legend of Zelda: Ocarina of Time para Nintendo 64, en donde Miyamoto con la colaboración de Eiji Aonuma, crearon la obra maestra de los videojuegos. A partir de ese momento, y aunque Miyamoto siempre ha estado muy pendiente de su serie, el director de todos los proyectos paso a ser Eiji Aonuma.




La serie dirigida por Eiji Aonuma, delfín del icono de los videojuegos Shigeru Miyamoto, tiene cinco títulos entre los mejores de la historia

Se cumple casi un cuarto de siglo de la llegada de la saga The Legend of Zelda, considerada por muchos como la mejor de los videojuegos




Madrid,  Noviembre de 2009.– Si fuera un libro, sería el Quijote. Si fuera una película, Ciudadano Kane. Crítica y público son unánimes: la saga de fantasía heroica The Legend of Zelda es la que más ha influenciado la historia de los videojuegos. Sin el inmenso universo creado por Shigeru Miyamoto y dirigido por Eiji Aonuma el ocio electrónico no sería lo que hoy conocemos. Los hitos que ha marcado en sus casi 25 años son numerosos: dejó completa libertad al jugador para explorar y desgranar la historia, incorporó elementos cinematográficos a la producción y narración de los videojuegos, presentó el primer mundo virtual vivo en tres dimensiones, creó el concepto de desarrollo del personaje… Pero seamos objetivos y acudamos a las fuentes.



¿Qué piensa la crítica? La primera referencia deben ser las puntuaciones que otorga la revista japonesa Famitsu, la más respetada y exigente del mundillo. Y es que en sus casi tres décadas de vida sólo ha otorgado en doce ocasiones una puntuación perfecta (40 sobre 40) a un videojuego. Pues bien, dos de esa media docena de obras maestras pertenecen a la serie creada por Miyamoto: Ocarina of Time (lanzado en 1998 para Nintendo 64, considerado el mejor juego de la historia y el primero en ser calificado como perfecto por Famitsu) y The Wind Waker (que salió en 2002 para Nintendo GameCube).

Pero, bajemos un escalón en las valoraciones de Famitsu: apenas 16 títulos han recibido en casi treinta años un 39 sobre 40. Y de nuevo dos títulos de la serie se cuelan entre esos juegos “casi” perfectos: A Link to the Past (creado para Super Nintendo en 1991) y The Phantom Hourglass, que se lanzó para Nintendo DS en 2007. Así que, hagamos cuentas… dos de los seis mejores videojuegos de la historia y cuatro de los 40 primeros. Sólo la serie Final Fantasy, de Square Enix, se le acerca con dos puestos entre esa elite.





Y si la fuente más prestigiosa podría dejar lugar a dudas, acudamos a otra que aglutina las valoraciones de todo el sector, la web Game Rankings. Tres de los veinte juegos mejor valorados por la crítica internacional pertenecen a la saga Zelda: Ocarina of Time (que con un 98 sobre 100 encabeza el ranking de los mejores), The Wind Waker (con un 95 sobre 100) y Twilight Princess (recientemente lanzado para Wii con un 94 sobre 100). De hecho, sólo una de las catorce entregas de la serie acumula una valoración inferior a 90 sobre 100. Y la media es, nada más y nada menos, de un 92,4 sobre 100. Ninguna otra serie creada para una consola se acerca a esa valoración ni de lejos.




¿Y el público? ¿Es Zelda un juego “de autor”, muy valorado por los críticos, pero con pocos seguidores, como sucede a menudo en el cine? Vayamos a las cifras de nuevo. El diario británico The Independent publicaba a principios de año un ranking de las las superestrellas del videojuego hecho con sus ventas acumuladas. Mario (193 millones de copias vendidas) y Pokémon (155 millones de copias vendidas) triplicaban a su inmediato seguidor y la serie Zelda estaba cerca con 52 millones de copias vendidas. Y es que los seguidores de Zelda son una legión fiel, muy informada y extremadamente activa que reflexiona y conjetura sobre la historia: 31 millones de referencias en Google, casi tres millones de webs dedicadas a la saga, más de dos millones de foros abiertos…

Junto con el final de Terranigma el de link´s Awakening  es uno de los finales más tristes en los videojuegos.





Está claro, crítica y público coinciden, pero ¿por qué? ¿Qué encuentran en este saga de héroes y villanos? ¿Por qué se ha llegado a decir de alguna entrega de la serie que su único defecto es que en algún momento se acaba? La respuesta es un cóctel inimitable: una historia que implica al jugador, un desarrollo del juego que prima la lógica y la inventiva sobre la mera habilidad y un gran número de innovaciones tanto técnicas como de concepto que nos sorprenden en cada entrega.

¿Se llora jugando a Zelda? Pues, en ocasiones, sí. El mismo Shigeru Miyamoto lo ha manifestado en varias ocasiones. Excitar a un jugador a base de violencia es fácil, lo difícil es implicarle y emocionarle con una historia y unos personajes. Y en Zelda lo logra creando un mundo basado en el imaginario mitológico con el que todos comprendemos la vida (el héroe destinado, el mentor que oculta su verdadero objetivo, el mal que nunca muere, el equilibrio de la naturaleza…). Metidos en la piel del joven campesino Link, nos encontraremos a caracteres que despertaran nuestro cariño, una fe ciega, cierta desconfianza o puro miedo. Y todo eso con detalles casi imperceptibles: una risa demasiado aguda, una mirada profunda, una presencia imponente…




Pero, ¿por qué razón nos identificamos de esa manera con el héroe? Por difícil que resulte de creer hasta que no se sumerge en la historia, Zelda es un juego de inteligencia. De hecho, pese a su aspecto y su ambientación de espada y brujería, en el desarrollo del juego tiene mucho más peso la reflexión que la acción. Lo realmente retador de cualquier título de la serie es que te obliga a azuzar el intelecto para superar las dificultades: averiguar cómo funciona un mecanismo, descubrir cuál es el camino para llegar a nuestro objetivo y cómo despejarlo, observar a un enemigo para descubrir su punto débil… En Zelda la acción directa y basada en la fuerza bruta suele acabar en game over. De nuestra lógica e inventiva tanto con el equipo como con el entorno vivo que nos rodea depende que encontremos o no la solución a los obstáculos y que podamos avanzar…

Y el último rasgo de la serie, las continuas innovaciones son un acicate a esa experiencia intelectual porque los retos intelectuales evolucionan continuamente. Veamos algunas pinceladas…




Miyamoto en la primera entrega The Legend of Zelda que se lanzó en Europa en 1987 concibió un inmenso mundo (todavía muy primitivo) donde el personaje principal se movía a su antojo desgranando una historia (en aquella época los videojuegos eran “matamarcianos” sin demasiada narración que “entorpeciera” la acción). Y, lo que fue más impactante, Link crecía y aprendía a medida que avanzaba en su aventura.

Todavía fue más determinante el largo proceso de tres años para crear Ocarina of Time en 1998. Con un grupo de más de 200 personas (algo inaudito hasta entonces), Miyamoto y un jovencísimo Eiji Aonuma creó un inmenso mundo en tres dimensiones, el más realista que había existido nunca. ncluso su producción creó una nueva tendencia en la industria del videojuego: la de incorporar a guionistas y compositores de música como piezas clave en los equipos de desarrollo.




“Hasta ese momento, los avances tecnológicos habían hecho que programadores e ingenieros marcáramos la pauta”, recuerda Miyamoto. Eso se acabó con Zelda: Ocarina of Time. Por primera vez, unos revolucionarios recursos técnicos se plegaron a la historia. Un ejemplo muy claro. En la que era la quinta entrega de Zelda, Aonuma incorporó un innovador sistema de control del personaje que con elementos como la fijación del blanco se ha convertido en un estándar en el género. Eso permitía vivir combates a espada como nunca antes se habían visto. Sin embargo, estos controles se pusieron al servicio de la narración. A medida que Link se mueve los planos se sucedían como en un buen film.

Ocarina del Tiempo tiene uno delos finales más emotivos.




En 2002, dio otra vuelta de tuerca con The Wind Waker: Aonuma se atrevió a inundar el mundo donde se desarrollaba el viaje de Link que debía dirigir un barco, capear los temporales o dibujar sus cartas náuticas mientras buscaba su destino de isla a isla. Y en 2006, con Twilight Princess fue todavía más allá identificando los movimientos reales del jugador con los de Link en la pantalla. En la llegada de Zelda a Wii empuñábamos el mando como si manejáramos una espada y apuntábamos con nuestro arco virtual contra la pantalla del televisor.

¿El último paso? Cerrar la brecha entre los jugadores de toda la vida y aquellos que nunca se habían acercado a los videojuegos. The Phantom Hourglass sigue siendo un juego de los difíciles de acabar, pero esta vez el interfaz ya no es una barrera de entrada para nadie dado que todo el desarrollo del juego se hace mediante la pantalla táctil. Eso explica que muchos recién llegados al mundillo hayan caído hechizados por la magia de Zelda ya. Ahora repite fórmula en Spirit Tracks. Y lo mejor de todo es que no hay un punto final…


Reacción del público ante la presentación de The Legend of Zelda Twilight Princess en el E3 del 2004.











Toda la saga The Legend of Zelda.

The legend of Zelda (NES)



The Adventure of Link (NES)



A Link to the past (SNES)



Link's Awakening DX (GBA)



Ocarina of Time (N64)



Ocarina of Time Master Quest (N64)



Majora's mask (N64)



Oracle of Ages (GBA)



Oracle of Seasons (GBA)



A Link to the past/Four Swords (GBA)



The Wind Waker (GC)



Minish Cap (GBA)



Twilight Princess (GC)



Phantom Hourglass (NDS)



Fuente: Dswii.es  y Taringa.

0 comentarios:

Publicar un comentario