sábado, junio 5

Mi historia: El vacío del Corazón, Capítulo VI


Si amigos, continúa mi historia. Aunque en ocasiones se atrasa mucho el avance se lleva a cabo, no se si de manera muy lenta. Eso me gustaría me lo hicieran saber, ya que cualquier recomendación bien intencionada y que esté destinada a mejorar es bienvenida. Algunos mostraron su sorpresa por el giro de los hechos, me encantaría saber que es lo que piensan de lo que aquí sucedió. 

La historia va avanzada. En este capítulo y el siguiente se situará el detonante que se convertirá en el verdadero motor de la trama. Ojalá puedan seguirla, si quieren hacérlo desde el principio aquí les coloco el enlace.


EL VACÍO DEL CORAZÓN



Capítulo VI: Punto de Quiebre



Lo que iba a ser un reclamo de Henry por el repentino impacto se vuelve en un anormal desconcierto, en los 3 años conociendo a Rick jamás había tenido oportunidad  de verlo en condiciones de tal abandono  al autocontrol. Lo interpreta con sus sentidos desbocados; fuera de sí. Es entonces cuando la piel se le ruboriza por una sensación desagradable y comprende lo que esta sucediendo y el por demás inaudito actuar de su compañero. Apenas se recupera del asombro inicial de una forma iracunda intenta ayudado por la pobre visibilidad hacer contacto con su mirada con el motivo de tan peligrosa encomienda. Es inútil, la gran pila de escombros donde había caído Florian dificultaba su búsqueda al protegerlos de las intermitentes lámparas, volviéndolos invisibles; sin embargo, tampoco era tan ciega para no poder distinguir un cuerpo humano a una distancia tan cercana.

- ¡Es inútil! Lo han tomado – clama Rick con voz debilitada por el asombro inicial y por una angustia creciente, aunque un poco más tranquilo después de la momentánea perdida de control. Abatido por el desconcierto hay miles de ideas que toman forma en su cerebro,  varias de ellas totalmente faltas de razón. No puede evitar el temor, el desasosiego, la tristeza y un poco la ira. Al considerar cada una de las ideas probables que han provocado este contratiempo. Y la amargura se acrecienta cuando comprende que en cierta manera ha fallado en regalarle a Florian y Thomas, lo más digno que se les puede a ofrecer después de haber muerto. Un regalo por el cuál no había dudado en arriesgar la vida.

Temeroso en demasía ante lo incierto clama, desde la lateral del montículo de escombro donde había permanecido sentado.

- No hay razón para continuar con esto – dice mientras masajea sus manos adolecidas por el ajetreo  a las que acaban de ser sujetos. No entiendo la razón que los ha hecho tomar los cuerpos de nuestros amigos, si para sepultarlos o lanzarlos a una fosa común. Yo no quiero eso, ellos merecen un lugar de descanso más personal y no pudrirse junto a cientos de desconocidos cuerpos.

Henry asiente con un tosco movimiento de cabeza, sin ocultar el asombro y amargura que el repentino giro de hechos provoca.

No me agrada para nada el rumbo que han tomado los acontecimientos; me desconcierta, pero sobretodo, me causa miedo. Un miedo que me invade y paraliza por dentro – continúa Rick expresándose con un claro dejo de tristeza e impotencia por reconocer lo inútil de su presencia en el lugar y preocupado por el destino que puedan tener los restos de ambos soldados. – Ya no hay razón para buscar a Thomas, así que abortaremos la misión y regresaremos con el mismo sigilo con el que hemos llegado. Mañana a primera hora reclamaremos los cuerpos como es debido.

- Creo que es lo mejor, esta incursión resultó dejar demasiadas interrogantes que merecen ser analizadas con mayor tranquilidad y cuidado – contesta Henry con su semblante deprimido y su voz un poco ronca mientras coloca sobre su hombro su arma.

Su semblante siempre había reflejado una tristeza crónica, cuando en situaciones donde se requería meticulosidad y concentración dicho ánimo era reflejado en sus ojos pardos, siempre activos e inquietos, pero con una pasividad y una falta de brillo que sólo venía a él cuando reía, cosa que con frecuencia ocurría cuando su amigo Florian conseguía arrancarle risas a un rostro que simulaba estar privado de ellas constantemente, como una huella imperecedera. Hoy aquellos intentos de alentarlo lo enternecían al recordarlo y un aire sobrecogedor lo abraza cuando roza sus dedos en un dije encontrado en el suelo mientras escudriñaba en él. Con las yemas de los dedos toca sus formas, una pequeña cruz de plata, cuyo brillo no le ayuda a resaltar, aunque para Rick es inconfundible. Amargura y pesar lo deprimen y una impotencia hiriente por desconocer el destino de su amigo lo agobia. Cierra su mano con fuerza y la resolución vuelve a su rostro.

 Apenas se incorporaban para reanudar su marcha de regreso cuando  un chillido punzante, raro  y hasta grotesco los afecta con un tétrico estremecimiento. En una noche llena de anormalidades las sorpresas y sobresaltos ya comienzan a inquietarlos, pocas cosas se comparan al repicar y desgarre al sentir la amputación de un miembro en la batalla al sentir el cuerpo lacerado por el proyectil o al exhalar el agonizante aliento en medio de una muerte dolorosa. Todo esto ambos soldados lo conocen y sin desearlo han llegado a asentirlo y asimilado; más hoy no parece ser un día común y su cordura se ha visto trastornada y permite a sus mentes atribuir tales acciones a razones raras y misteriosas, hace a sus mentes maquinar ideas cada vez más locas que las anteriores, cuando la fuente de ellas pudiera ser algo perfectamente normal y físico. Así juega a veces la mente con nuestros sentimientos, destruyendo nuestras percepciones.

Se han quedado helados, inmóviles, privados hasta de la más mínima reacción. Completamente inundados por un temor y angustia sofocantes, causado por un aullido que ha tocado susceptibilidades.

Con una reacción anormal han permanecido por varios minutos observando hacia el sitio desde donde nació aquel sonido; sin movimiento, sin acción y con sus pensamientos en un total caos, sin inmutarles en nada la fuerza de la ventisca que les golpea el rostro y la espectacularidad de un último relámpago, ajenos totalmente a su estruendo. Ni siquiera la angustia de ser descubiertos los preocupa ante el arropo de la inmovilidad impuesta por su mente perpleja, intentando explicar la clase de sonido del que se puede tratar. La mente de ambos soldados articula ideas faltas de todo sentido, nociones que pudiesen resultar irrisorias para un discernimiento en estado, pero el de ellos ha sido alterado y lesionado por la dirección turbia en la que se han encaminado los sucesos. Se palpa el temor en sus ojos y gestos y la idea de alejarse cuanto antes del sitio es analizada con más fuerza por Henry quien se dispone a romper el silencio molesto.

- Prepárate Henry, nuestra misión ha cambiado – clama sin apartar la vista en dirección al puente, al escondrijo desde donde se intuía que algo se estaba desarrollando – Así, completamente rodeado de contrariedades no me siento capaz de volver al campamento.

- ¿Crees que sea lo ideal? – contesta titubeante la afirmación de su compañero. Intenta negarse a si mismo ante una orden que si no la hubiera escuchado con claridad le parecería inverosímil. - ¿Qué es lo que buscamos realmente al internarnos a las fauces enemigas en este estado? – prosigue ahora más seguro de su observación y acercándose a Rick sin otro motivo que dejar clara su posición, aunque siempre resignado a lo que está por ocurrir.

- ¿Quieres saber lo que buscamos? Respuestas Henry,  aquí algo poco usual ocurre, no es curiosidad, es que mi corazón se niega a aceptar que se hayan apoderado de nuestros amigos, me luce repulsivo y si mi mente no aclara algo terminará trastornada por lo que algo perfectamente explicable se esté llevando a cabo. No me importaría dar mi vida ahora si a cambio tú pudieras regresar con los restos de nuestros amigos. A fin de cuentas ante estas circunstancias es donde se demuestra que la muerte, por hiriente y cruel que pudiera ser, se convierte en un escape y una pena y dejo de culpa a los que nos quedamos. Desde lo ocurrido me reprocho mi incapacidad de hacer algo por ellos, porque queda claro que hombres así no debieron morir. – prosigue ahora volteando hacia su compañero. – No estoy dispuesto a regresar con una losa aún más pesada que con la que iniciamos esta misión. No me quedaré con la sensación de que pude haber hecho más, algo que cambie los reproches que me hieren. – No pudo evitar derramar lágrimas y en varias ocasiones desaforar su voz, no era su estilo mostrar tanto de sí mismo; más quedaba claro que aquella tarde muchas costumbres y hábitos sufrirían una poco usual metamorfosis, ambos habían sido testigos de dichos cambios y los habían aceptado.

Henry calla un tiempo prolongado, el se consideraba un hombre común, sin grandes aspiraciones, pero veía a Rick como un ser autentico, sin el afán de demostrar nada ante los demás, sólo siguiendo sus propios ideales y preceptos. Él admiraba eso, tenía la idea de que estando  a su sombra podría aspirar a obtener algo de eso, ser un mejor ser humano y sin reproches.

- ¡Vamos! Cada instante que pasa nos volvemos más vulnerables, si la tormenta comienza a ceder estaremos en aprietos. No te preocupes, no estoy dispuesto a convertirme en un mártir de mis propios resentimientos, no realizaré nada loco ni entregaré mi vida, aún me esperan cosas maravillosas y mi destino sólo apunta hacia mi hogar; hacia el, en medio de este sinsentido, cada vez menos brillante destello que me evoca. – termina mientras Henry alcanza a distinguir una ligera risa, esto lo perturba ya que desde que inicio su charla no ha dejado de soltar lágrimas, remembrando algo que lo espera en su hogar sin duda, más nunca ha comentado qué, se sabe tan poco de él.

Henry ya había notado esa ambigüedad en las emociones de Rick. De cierta manera le infundía apego y mucho respeto su capacidad de reponerse a lo adverso.

- Te sigo, yo tampoco estoy dispuesto a acrecentar mi pena, la cual ya resulta muy molesta. – comenta con un tono renovado y con la misma seguridad abandonan aquel cúmulo de escombros y desechos que habían guarnecido sus acciones. Ahora iniciaba una nueva etapa que transformaría drásticamente sus vidas.

- Rick realiza señas con manos y dedos que Henry codifica de inmediato: “A partir de ahora solo podrán comunicarse con señas” y se apresura a asentir. Ahora ya son más visibles. Así, más turbados  que nunca da inicio esta nueva incursión a las mismas fauces del enemigo. Fauces que han demostrado ser implacables.

La ansiedad se palpa en el ambiente a cada sutil e imperceptible paso que realizan, aunque todo parece estar en calma, es una calma molesta y angustiante como aquella que antecede a la tempestad, no hay presencia enemiga aunque al seguir el hilo sonoro que resta de aquello que los estremeció saben que el encuentro es inevitable. La tranquilidad disfrazada hace recordar como las aguas de los mares retroceden en las playas instantes antes de volver violentamente en forma de un devastador tsunami. Ambos soldados conocen a la perfección tal sensación, aunque hoy todo se ha teñido de un matiz anormal que asfixia los sentidos.
Sin haberlo notado han gastado en la misión la mitad de la noche y es a escasos 30 metros de un edificio que inexplicablemente había sido inmune a la destrucción del área. Rick conocía el sitio, allí notó ya sin tanta extrañeza la ausencia del cuerpo de Thomas, en el interior de una semidestruída casa habitación con boquetes por todos lados. Había sentido algo oscuro y dramático cuando con gran esfuerzo logró avanzar hasta esta zona. Fue entonces que impotente notó como caía Thomas de manera fulminante al ser su cuerpo casi descuartizado al sorprenderlos la metralla. En ese instante asimiló la realidad, nunca hubo siquiera la más mínima posibilidad desde el inicio, desde la misma planeación era una estrategia prácticamente deficiente y el apoyo prometido nunca llegaría, la realidad es que nunca hubo un ataque verdadero. Él había terminado de forma rápida y ágil con cuanto enemigo encontrado, pero al llegar a este punto chocó con un muro de fuerzas enemigas. No fue capaz siquiera de sacar a su amigo de aquel infierno al ser herido en el brazo y serle arrancado el cuerpo que con éste cargaba. Todo se convirtió en un caos y aún ahora no puede recordar todos los detalles del suceso, sólo alejarse entre las huellas de destrucción que como laberintos habían formado las edificaciones; perseguido y asediado por el brazo enemigo que no estaba dispuesto a dejar pasar la afrenta.
Su semblante de agobio muta al de sorpresa al comenzar a escuchar varias voces a su alrededor, de hecho siempre estuvieron allí, pero su precisión de movimientos evitaron que se encontraran. Ahora el temor a ser descubiertos los hace imaginar que son rodeados por cientos de voces. Hay un temor razonable; sin embargo, tanto Rick como Henry no son inmutados en demasía ante tal situación, sobretodo Rick, quien en varias misiones totalmente camuflado en absoluta quietud casi podía sentir las respiraciones enemigas mientras su mente solo analizaba el momento idóneo para dar rienda suelta a su letal ataque.

Es así que en un silencio tajante deciden dirigirse al edificio en pie desde donde fue lanzado ese repulsivo graznido que causó en ellos tal sobresalto. En momentos en cuclillas, otras arrastrándose, cada instante y cada centímetro transcurrido se vuelve punzante, advirtiendo las voces enemigas en ese extraño lenguaje, no se escuchan en alerta, pero por su número les representa una condena de muerte.

El entorno está colmado de soldados alemanes. La sorpresa es grande cuando se escuchan sonidos hasta del camino recorrido. Indudable es que tiene  un gran mérito el haber realizado todo este trayecto sin haber sido descubiertos, aunque Rick lo siente como un error garrafal haberse movido tanto sin ser conscientes ni notar tal cantidad de presencia enemiga. La lluvia les jugó a favor y ahora todo indica que también les dio la espalda.

Lo ideal sería volver ahora que la lluvia aún es abundante, no obstante han llegado a los pies del muro del salón, ése último antes de llegar al puente y a la guarnición enemiga, ése desde el que en su interior fue lanzado un grito desaforado. Ambos soldados recargan sus espaldas sobre la pared oeste de tal gran edificio. A escasos tres metros a su derecha está la esquina en cuyo ángulo se unen la pared lateral donde están ellos con la fachada de la enorme construcción, de un acabado tosco y sin vida. Allí oyen voces de los hombres que resguardan la entrada, sobre la calle, como si algo importante, trascendente o de gran valor se guardara aquí, tal vez provisiones o las municiones enemigas, no obstante, sería muy estúpido guardar suministros fuera de la protección y en pleno fuego cruzado, esta posibilidad se desecha de inmediato. Toda la atención ha sido fijada en tal lugar, custodiado por varios hombres, no están a la vista, pero basta notar la diversidad de hablas para llegar a esta conclusión.

Indudablemente algo ha cambiado, parece inexplicable como en el camino andado se comienzan a ver ases de luz de lámparas hurgando entre las sombras. La lluvia ha cedido su fuerza, parece buscar traicionarlos. Los sedujo a entrar a una trampa maldita y ahora los abandona en ella retirándoles su cobijo. La inquietud los atosiga mientras se recargan en el firme muro. No pueden afirmar con seguridad que han sido descubiertas sus presencias, más el comportamiento enemigo indica que por lo menos hay una sospecha. Para ellos no hay otro camino, intentar volver luce lo ideal, ocultos entre los escombros de las ruinas, alejados del intemperismo de la calle, les brinda una oportunidad de escapar de tal encrucijada. Aunque estas son conjeturas de Henry quien desconoce por completo los pensamientos que rondan por la mente de Rick, el cuál extrañamente nota que lleva tiempo sin darle ninguna indicación.

Una luminosidad y unos pasos que la acompañan parecen acercarse a escasos metros sobre la calle. Henry queda en shock, paralizado. Su rostro pasmado irradia indecisión, angustia provocada por no saber como proceder. Siempre ha combatido, aún así hoy no alcanza a visualizar si atacar y dar alerta sea lo mejor. Tendrían que  entrar en combate prácticamente rodeados y en franca desventaja por estar lo más cerca que nunca del campamento alemán y además sin haber podido responder a tantas interrogantes. Henry lo piensa y analiza, pero es claro que el no tiene la visión, la lucidez y sagacidad de la que su compañero hace gala. Así que busca hablar con él, busca cualquier seña que le indique su proseguir girando ligera y lentamente la cabeza para tener contacto visual, pálido nota que ya no está a su lado, arrastrándose y ya falto de toda cautela se desplaza entre los escombros hacia un boquete que algún proyectil formó en un ataque pasado sobre el a simple vista impenetrable muro, desde allí luz de candelabros y fuego del interior se escapa dando forma a un espacio de luminosidad que baña esa zona de dos metros y medio que separan al edificio de la construcción aledaña de la que ellos provenían. El estar alejados de tal espacio luminoso los ocultaba en las penumbras, pero Rick seducido extrañamente no le importa alejarse de esa protección más, algo dentro de sí lo hala hacia ese hoyo de no más de metro y medio de circunferencia, intuye que allí se guardan las respuestas que de manera ansiosa está buscando ya sin ningún cuidado.

La mirada desencajada de Henry luce como mala seña, es incapaz de entender el comportamiento de su amigo, ya que con su descuido está arriesgando la vida de ambos, acciones que nunca pasaron por su cabeza.
Su corazón palpita a mil cuando puede escuchar ambos contrastes, la marcha y la lámpara buscando cualquier indicio hostil y el arrastre bastante sonoro y rápido que lleva a cabo su compañero. Él queda en medio, cercano a aquella esquina con la fachada del edificio. Da un último vistazo al recorrido hacia la calle por donde se acerca el guardia y su sangre se hiela de improvisto cuando descubre como  la silueta del hombre alista su arma para ser accionada de forma totalmente serena, quizá incrédulo por lo que ve. Un escalofrío cimbra su ser, desesperación, angustia y temor a la muerte lo embargan. Más todo parece llevarse  a cabo en una pausa total. Asombrado descubre que no es a él a quien se le está apuntando, voltea sin prisa y ve el rostro de Rick al descubierto por la luz que escapa desde el interior. Tarda un tanto en caer en cuenta de lo que sucede y entender lo que prosigue

Mientras tanto el rostro de Rick ahora refleja sus sensaciones y emociones por lo que atónito contempla. Un gesto acongojado y que ve  su mirada y ademanes transformarse, del impacto y shock inicial que las perturbadoras imágenes provenientes de aquel salón le produjeron pasa a la opresión mientras sus ojos se derraman en llanto incontrolable formándole un nudo en la garganta. Un nuevo chillido más alto que el anterior le produce un espasmo.  Finalmente sus ojos entre lágrimas se llenan de ira desmedida, de una furia que crece velozmente y que lo hacen olvidarse de todo y activar su cuerpo. Con una detonación cuyo  rugido viaja por cada rincón y alerta a todo el campamento se da fin a la incursión sigilosa. Se escucha el disparo al mismo tiempo que Rick se incorpora y totalmente embravecido se interna en el edificio disparando y vociferando a toda voz ante una situación que considera, además de siniestra, imperdonable. Las luces se encienden y los soldados corren hacia donde esta llevándose el tumulto para desencadenar un fiero y crudo combate.



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El vacìo del corazòn por Rik se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en coyote-solitario.blogspot.com.
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