Hace exactamente un año plasmaba en este espacio la decepción que en aquel momento me hacia sentir el actuar de uno de los equipos mas emblemáticos de nuestro torneo, se presentaba como un escenario muy triste la cada vez mas decadente exhibición en la cancha de lo que alguna vez fue mística y lucha, garra y orgullo. En días actuales, y ya se ha vuelto una mediocre costumbre, el América anda en el torneo donde debería de ser el principal protagonista, solo flotado en la trivialidad, en actuaciones sosas que poco invitan a la fanaticada a seguirlos, siquiera ya a guardar esperanzas de ser testigos de los remanentes de años de triunfos de una de las marcas mas condecoradas de nuestro fútbol.
Hay que ser sinceros, el equipo es gris, es triste verlo dar espectáculos tan decadentes, arrastrando una historia de blasones, de títulos y glorias. Eso parece que se ha olvidado en la dirigencia de la institución y tristemente con ello nos estan haciendo nosotros, la fanáticada, olvidarlo también. Nunca había sido tan indiferente a un partido del América como lo he hecho en este torneo, no solo eso, sino que creí que nunca pasaría eso. Defendía a mi equipo y veía todos sus partidos, hasta el final, aun aquellos donde lo estaban derrotando de manera clara, pero era un equipo distinto, la lucha y la dignidad los hacia luchar hasta el ultimo instante, los hacia pelear el balón con fiereza, hacia creer al espectador que en cualquier momento podría ser revertida dicha situación y aun un marcador tan abultado era posible darle vuelta.
Eso se acabó, ya no existe, ya ni las contrataciones recientes dan mucha esperanza, los ves al iniciar con muchas promesas, cantando la magnificencia del equipo e ilusionando a sus seguidores, pero tristemente no pasa demasiado en el transcurso del torneo para que esa sensación vaya desapareciendo y nos regresa como con una cachetada a la nueva realidad del equipo mas importante de México, andar solo vagando en la competencia, con resultados mediocres y pobres. No da nota, solo anda allí adornando, sirviendo para que otros equipos se luzcan, en ocasiones hasta dando lástima, ya ni las burlas de antiguos enemigos se ganan. Simplemente se hizo tan común ver unas águilas apáticas que hasta deprimen.
Eso es lo que hoy me hace sentir este clásico, dos equipos mediocres, sin nada que ofrecer mas que remembrar batallas épicas en el pasado glorioso de estos dos equipos. De las Chivas no hablaré solo porque no me interesan, pero andan rozando y arrastrando el mismo mal. Lo triste es que en el América ya es costumbre. Este otro hora espectacular partido solo lo veré por ser un evento único, el Clásico Bicentenario que tanto vende la televisora para despertar algo de pasión perdida en los últimos años. Ojalá sea cierto eso que tanto se pregona de que en dichos encuentros se olvida como llegan los equipos y regalan un espectáculo inedito, deseo que sea así, sino tristemente se irá perdiendo cada vez mas esa mística que me acompañaba siempre que veía jugar a mi equipo o simplemente cuando me tocaba discutir contra los que lo atacaban. Ojalá que este domingo sean capaces de regresarnos a los fanáticos que lo hemos perdido eso.
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