Si amigos, continúa mi historia. Aunque en ocasiones se atrasa mucho el avance se lleva a cabo, no se si de manera muy lenta. Eso me gustaría me lo hicieran saber, ya que cualquier recomendación bien intencionada y que esté destinada a mejorar es bienvenida. Algunos mostraron su sorpresa por el giro de los hechos, me encantaría saber que es lo que piensan de lo que aquí sucedió.
La historia va avanzada. En este capítulo y el siguiente se situará el detonante que se convertirá en el verdadero motor de la trama. Ojalá puedan seguirla, si quieren hacérlo desde el principio aquí les coloco el enlace.
EL VACÍO DEL CORAZÓN
Capítulo VI: Punto de Quiebre
Lo que iba
a ser un reclamo de Henry por el repentino impacto se vuelve en un anormal
desconcierto, en los 3 años conociendo a Rick jamás había tenido oportunidad de verlo en condiciones de tal abandono al autocontrol. Lo interpreta con sus
sentidos desbocados; fuera de sí. Es entonces cuando la piel se le ruboriza por
una sensación desagradable y comprende lo que esta sucediendo y el por demás
inaudito actuar de su compañero. Apenas se recupera del asombro inicial de una
forma iracunda intenta ayudado por la pobre visibilidad hacer contacto con su
mirada con el motivo de tan peligrosa encomienda. Es inútil, la gran pila de
escombros donde había caído Florian dificultaba su búsqueda al protegerlos de
las intermitentes lámparas, volviéndolos invisibles; sin embargo, tampoco era
tan ciega para no poder distinguir un cuerpo humano a una distancia tan
cercana.
- ¡Es
inútil! Lo han tomado – clama Rick con voz debilitada por el asombro inicial y
por una angustia creciente, aunque un poco más tranquilo después de la
momentánea perdida de control. Abatido por el desconcierto hay miles de ideas
que toman forma en su cerebro, varias de
ellas totalmente faltas de razón. No puede evitar el temor, el desasosiego, la
tristeza y un poco la ira. Al considerar cada una de las ideas probables que
han provocado este contratiempo. Y la amargura se acrecienta cuando comprende
que en cierta manera ha fallado en regalarle a Florian y Thomas, lo más digno
que se les puede a ofrecer después de haber muerto. Un regalo por el cuál no
había dudado en arriesgar la vida.
Temeroso en
demasía ante lo incierto clama, desde la lateral del montículo de escombro
donde había permanecido sentado.
- No hay
razón para continuar con esto – dice mientras masajea sus manos adolecidas por
el ajetreo a las que acaban de ser
sujetos. No entiendo la razón que los ha hecho tomar los cuerpos de nuestros
amigos, si para sepultarlos o lanzarlos a una fosa común. Yo no quiero eso,
ellos merecen un lugar de descanso más personal y no pudrirse junto a cientos
de desconocidos cuerpos.
Henry
asiente con un tosco movimiento de cabeza, sin ocultar el asombro y amargura
que el repentino giro de hechos provoca.
No me
agrada para nada el rumbo que han tomado los acontecimientos; me desconcierta,
pero sobretodo, me causa miedo. Un miedo que me invade y paraliza por dentro –
continúa Rick expresándose con un claro dejo de tristeza e impotencia por
reconocer lo inútil de su presencia en el lugar y preocupado por el destino que
puedan tener los restos de ambos soldados. – Ya no hay razón para buscar a
Thomas, así que abortaremos la misión y regresaremos con el mismo sigilo con el
que hemos llegado. Mañana a primera hora reclamaremos los cuerpos como es
debido.
- Creo que
es lo mejor, esta incursión resultó dejar demasiadas interrogantes que merecen
ser analizadas con mayor tranquilidad y cuidado – contesta Henry con su
semblante deprimido y su voz un poco ronca mientras coloca sobre su hombro su
arma.
Su
semblante siempre había reflejado una tristeza crónica, cuando en situaciones
donde se requería meticulosidad y concentración dicho ánimo era reflejado en
sus ojos pardos, siempre activos e inquietos, pero con una pasividad y una
falta de brillo que sólo venía a él cuando reía, cosa que con frecuencia
ocurría cuando su amigo Florian conseguía arrancarle risas a un rostro que
simulaba estar privado de ellas constantemente, como una huella imperecedera.
Hoy aquellos intentos de alentarlo lo enternecían al recordarlo y un aire
sobrecogedor lo abraza cuando roza sus dedos en un dije encontrado en el suelo
mientras escudriñaba en él. Con las yemas de los dedos toca sus formas, una
pequeña cruz de plata, cuyo brillo no le ayuda a resaltar, aunque para Rick es
inconfundible. Amargura y pesar lo deprimen y una impotencia hiriente por
desconocer el destino de su amigo lo agobia. Cierra su mano con fuerza y la
resolución vuelve a su rostro.
Apenas se incorporaban para reanudar su marcha
de regreso cuando un chillido punzante,
raro y hasta grotesco los afecta con un
tétrico estremecimiento. En una noche llena de anormalidades las sorpresas y
sobresaltos ya comienzan a inquietarlos, pocas cosas se comparan al repicar y
desgarre al sentir la amputación de un miembro en la batalla al sentir el
cuerpo lacerado por el proyectil o al exhalar el agonizante aliento en medio de
una muerte dolorosa. Todo esto ambos soldados lo conocen y sin desearlo han
llegado a asentirlo y asimilado; más hoy no parece ser un día común y su
cordura se ha visto trastornada y permite a sus mentes atribuir tales acciones
a razones raras y misteriosas, hace a sus mentes maquinar ideas cada vez más
locas que las anteriores, cuando la fuente de ellas pudiera ser algo
perfectamente normal y físico. Así juega a veces la mente con nuestros
sentimientos, destruyendo nuestras percepciones.
Se han
quedado helados, inmóviles, privados hasta de la más mínima reacción. Completamente
inundados por un temor y angustia sofocantes, causado por un aullido que ha
tocado susceptibilidades.
Con una
reacción anormal han permanecido por varios minutos observando hacia el sitio
desde donde nació aquel sonido; sin movimiento, sin acción y con sus
pensamientos en un total caos, sin inmutarles en nada la fuerza de la ventisca
que les golpea el rostro y la espectacularidad de un último relámpago, ajenos
totalmente a su estruendo. Ni siquiera la angustia de ser descubiertos los
preocupa ante el arropo de la inmovilidad impuesta por su mente perpleja,
intentando explicar la clase de sonido del que se puede tratar. La mente de
ambos soldados articula ideas faltas de todo sentido, nociones que pudiesen
resultar irrisorias para un discernimiento en estado, pero el de ellos ha sido
alterado y lesionado por la dirección turbia en la que se han encaminado los
sucesos. Se palpa el temor en sus ojos y gestos y la idea de alejarse cuanto
antes del sitio es analizada con más fuerza por Henry quien se dispone a romper
el silencio molesto.
- Prepárate
Henry, nuestra misión ha cambiado – clama sin apartar la vista en dirección al
puente, al escondrijo desde donde se intuía que algo se estaba desarrollando –
Así, completamente rodeado de contrariedades no me siento capaz de volver al
campamento.
- ¿Crees
que sea lo ideal? – contesta titubeante la afirmación de su compañero. Intenta
negarse a si mismo ante una orden que si no la hubiera escuchado con claridad
le parecería inverosímil. - ¿Qué es lo que buscamos realmente al internarnos a
las fauces enemigas en este estado? – prosigue ahora más seguro de su
observación y acercándose a Rick sin otro motivo que dejar clara su posición,
aunque siempre resignado a lo que está por ocurrir.
- ¿Quieres
saber lo que buscamos? Respuestas Henry,
aquí algo poco usual ocurre, no es curiosidad, es que mi corazón se
niega a aceptar que se hayan apoderado de nuestros amigos, me luce repulsivo y
si mi mente no aclara algo terminará trastornada por lo que algo perfectamente
explicable se esté llevando a cabo. No me importaría dar mi vida ahora si a
cambio tú pudieras regresar con los restos de nuestros amigos. A fin de cuentas
ante estas circunstancias es donde se demuestra que la muerte, por hiriente y
cruel que pudiera ser, se convierte en un escape y una pena y dejo de culpa a
los que nos quedamos. Desde lo ocurrido me reprocho mi incapacidad de hacer
algo por ellos, porque queda claro que hombres así no debieron morir. – prosigue
ahora volteando hacia su compañero. – No estoy dispuesto a regresar con una
losa aún más pesada que con la que iniciamos esta misión. No me quedaré con la
sensación de que pude haber hecho más, algo que cambie los reproches que me
hieren. – No pudo evitar derramar lágrimas y en varias ocasiones desaforar su
voz, no era su estilo mostrar tanto de sí mismo; más quedaba claro que aquella
tarde muchas costumbres y hábitos sufrirían una poco usual metamorfosis, ambos
habían sido testigos de dichos cambios y los habían aceptado.
Henry calla
un tiempo prolongado, el se consideraba un hombre común, sin grandes
aspiraciones, pero veía a Rick como un ser autentico, sin el afán de demostrar
nada ante los demás, sólo siguiendo sus propios ideales y preceptos. Él
admiraba eso, tenía la idea de que estando
a su sombra podría aspirar a obtener algo de eso, ser un mejor ser
humano y sin reproches.
- ¡Vamos!
Cada instante que pasa nos volvemos más vulnerables, si la tormenta comienza a
ceder estaremos en aprietos. No te preocupes, no estoy dispuesto a convertirme
en un mártir de mis propios resentimientos, no realizaré nada loco ni entregaré
mi vida, aún me esperan cosas maravillosas y mi destino sólo apunta hacia mi
hogar; hacia el, en medio de este sinsentido, cada vez menos brillante destello
que me evoca. – termina mientras Henry alcanza a distinguir una ligera risa,
esto lo perturba ya que desde que inicio su charla no ha dejado de soltar
lágrimas, remembrando algo que lo espera en su hogar sin duda, más nunca ha
comentado qué, se sabe tan poco de él.
Henry ya
había notado esa ambigüedad en las emociones de Rick. De cierta manera le
infundía apego y mucho respeto su capacidad de reponerse a lo adverso.
- Te sigo,
yo tampoco estoy dispuesto a acrecentar mi pena, la cual ya resulta muy molesta.
– comenta con un tono renovado y con la misma seguridad abandonan aquel cúmulo
de escombros y desechos que habían guarnecido sus acciones. Ahora iniciaba una
nueva etapa que transformaría drásticamente sus vidas.
- Rick
realiza señas con manos y dedos que Henry codifica de inmediato: “A partir de
ahora solo podrán comunicarse con señas” y se apresura a asentir. Ahora ya son
más visibles. Así, más turbados que
nunca da inicio esta nueva incursión a las mismas fauces del enemigo. Fauces
que han demostrado ser implacables.
La ansiedad
se palpa en el ambiente a cada sutil e imperceptible paso que realizan, aunque
todo parece estar en calma, es una calma molesta y angustiante como aquella que
antecede a la tempestad, no hay presencia enemiga aunque al seguir el hilo
sonoro que resta de aquello que los estremeció saben que el encuentro es
inevitable. La tranquilidad disfrazada hace recordar como las aguas de los
mares retroceden en las playas instantes antes de volver violentamente en forma
de un devastador tsunami. Ambos soldados conocen a la perfección tal sensación,
aunque hoy todo se ha teñido de un matiz anormal que asfixia los sentidos.
Sin haberlo
notado han gastado en la misión la mitad de la noche y es a escasos 30 metros
de un edificio que inexplicablemente había sido inmune a la destrucción del
área. Rick conocía el sitio, allí notó ya sin tanta extrañeza la ausencia del
cuerpo de Thomas, en el interior de una semidestruída casa habitación con
boquetes por todos lados. Había sentido algo oscuro y dramático cuando con gran
esfuerzo logró avanzar hasta esta zona. Fue entonces que impotente notó como
caía Thomas de manera fulminante al ser su cuerpo casi descuartizado al
sorprenderlos la metralla. En ese instante asimiló la realidad, nunca hubo
siquiera la más mínima posibilidad desde el inicio, desde la misma planeación
era una estrategia prácticamente deficiente y el apoyo prometido nunca
llegaría, la realidad es que nunca hubo un ataque verdadero. Él había terminado
de forma rápida y ágil con cuanto enemigo encontrado, pero al llegar a este
punto chocó con un muro de fuerzas enemigas. No fue capaz siquiera de sacar a
su amigo de aquel infierno al ser herido en el brazo y serle arrancado el
cuerpo que con éste cargaba. Todo se convirtió en un caos y aún ahora no puede recordar
todos los detalles del suceso, sólo alejarse entre las huellas de destrucción
que como laberintos habían formado las edificaciones; perseguido y asediado por
el brazo enemigo que no estaba dispuesto a dejar pasar la afrenta.
Su
semblante de agobio muta al de sorpresa al comenzar a escuchar varias voces a
su alrededor, de hecho siempre estuvieron allí, pero su precisión de
movimientos evitaron que se encontraran. Ahora el temor a ser descubiertos los
hace imaginar que son rodeados por cientos de voces. Hay un temor razonable;
sin embargo, tanto Rick como Henry no son inmutados en demasía ante tal
situación, sobretodo Rick, quien en varias misiones totalmente camuflado en
absoluta quietud casi podía sentir las respiraciones enemigas mientras su mente
solo analizaba el momento idóneo para dar rienda suelta a su letal ataque.
Es así que
en un silencio tajante deciden dirigirse al edificio en pie desde donde fue
lanzado ese repulsivo graznido que causó en ellos tal sobresalto. En momentos
en cuclillas, otras arrastrándose, cada instante y cada centímetro transcurrido
se vuelve punzante, advirtiendo las voces enemigas en ese extraño lenguaje, no
se escuchan en alerta, pero por su número les representa una condena de muerte.
El entorno
está colmado de soldados alemanes. La sorpresa es grande cuando se escuchan
sonidos hasta del camino recorrido. Indudable es que tiene un gran mérito el haber realizado todo este
trayecto sin haber sido descubiertos, aunque Rick lo siente como un error
garrafal haberse movido tanto sin ser conscientes ni notar tal cantidad de
presencia enemiga. La lluvia les jugó a favor y ahora todo indica que también
les dio la espalda.
Lo ideal
sería volver ahora que la lluvia aún es abundante, no obstante han llegado a
los pies del muro del salón, ése último antes de llegar al puente y a la
guarnición enemiga, ése desde el que en su interior fue lanzado un grito
desaforado. Ambos soldados recargan sus espaldas sobre la pared oeste de tal
gran edificio. A escasos tres metros a su derecha está la esquina en cuyo
ángulo se unen la pared lateral donde están ellos con la fachada de la enorme construcción,
de un acabado tosco y sin vida. Allí oyen voces de los hombres que resguardan
la entrada, sobre la calle, como si algo importante, trascendente o de gran
valor se guardara aquí, tal vez provisiones o las municiones enemigas, no
obstante, sería muy estúpido guardar suministros fuera de la protección y en
pleno fuego cruzado, esta posibilidad se desecha de inmediato. Toda la atención
ha sido fijada en tal lugar, custodiado por varios hombres, no están a la
vista, pero basta notar la diversidad de hablas para llegar a esta conclusión.
Indudablemente
algo ha cambiado, parece inexplicable como en el camino andado se comienzan a
ver ases de luz de lámparas hurgando entre las sombras. La lluvia ha cedido su
fuerza, parece buscar traicionarlos. Los sedujo a entrar a una trampa maldita y
ahora los abandona en ella retirándoles su cobijo. La inquietud los atosiga
mientras se recargan en el firme muro. No pueden afirmar con seguridad que han
sido descubiertas sus presencias, más el comportamiento enemigo indica que por
lo menos hay una sospecha. Para ellos no hay otro camino, intentar volver luce
lo ideal, ocultos entre los escombros de las ruinas, alejados del intemperismo
de la calle, les brinda una oportunidad de escapar de tal encrucijada. Aunque
estas son conjeturas de Henry quien desconoce por completo los pensamientos que
rondan por la mente de Rick, el cuál extrañamente nota que lleva tiempo sin
darle ninguna indicación.
Una
luminosidad y unos pasos que la acompañan parecen acercarse a escasos metros
sobre la calle. Henry queda en shock, paralizado. Su rostro pasmado irradia
indecisión, angustia provocada por no saber como proceder. Siempre ha
combatido, aún así hoy no alcanza a visualizar si atacar y dar alerta sea lo
mejor. Tendrían que entrar en combate
prácticamente rodeados y en franca desventaja por estar lo más cerca que nunca
del campamento alemán y además sin haber podido responder a tantas
interrogantes. Henry lo piensa y analiza, pero es claro que el no tiene la
visión, la lucidez y sagacidad de la que su compañero hace gala. Así que busca
hablar con él, busca cualquier seña que le indique su proseguir girando ligera
y lentamente la cabeza para tener contacto visual, pálido nota que ya no está a
su lado, arrastrándose y ya falto de toda cautela se desplaza entre los
escombros hacia un boquete que algún proyectil formó en un ataque pasado sobre
el a simple vista impenetrable muro, desde allí luz de candelabros y fuego del
interior se escapa dando forma a un espacio de luminosidad que baña esa zona de
dos metros y medio que separan al edificio de la construcción aledaña de la que
ellos provenían. El estar alejados de tal espacio luminoso los ocultaba en las
penumbras, pero Rick seducido extrañamente no le importa alejarse de esa
protección más, algo dentro de sí lo hala hacia ese hoyo de no más de metro y
medio de circunferencia, intuye que allí se guardan las respuestas que de
manera ansiosa está buscando ya sin ningún cuidado.
La mirada
desencajada de Henry luce como mala seña, es incapaz de entender el
comportamiento de su amigo, ya que con su descuido está arriesgando la vida de
ambos, acciones que nunca pasaron por su cabeza.
Su corazón
palpita a mil cuando puede escuchar ambos contrastes, la marcha y la lámpara
buscando cualquier indicio hostil y el arrastre bastante sonoro y rápido que
lleva a cabo su compañero. Él queda en medio, cercano a aquella esquina con la
fachada del edificio. Da un último vistazo al recorrido hacia la calle por
donde se acerca el guardia y su sangre se hiela de improvisto cuando descubre
como la silueta del hombre alista su
arma para ser accionada de forma totalmente serena, quizá incrédulo por lo que
ve. Un escalofrío cimbra su ser, desesperación, angustia y temor a la muerte lo
embargan. Más todo parece llevarse a
cabo en una pausa total. Asombrado descubre que no es a él a quien se le está
apuntando, voltea sin prisa y ve el rostro de Rick al descubierto por la luz
que escapa desde el interior. Tarda un tanto en caer en cuenta de lo que sucede
y entender lo que prosigue
Mientras
tanto el rostro de Rick ahora refleja sus sensaciones y emociones por lo que
atónito contempla. Un gesto acongojado y que ve su mirada y ademanes transformarse, del
impacto y shock inicial que las perturbadoras imágenes provenientes de aquel
salón le produjeron pasa a la opresión mientras sus ojos se derraman en llanto
incontrolable formándole un nudo en la garganta. Un nuevo chillido más alto que
el anterior le produce un espasmo. Finalmente sus ojos entre lágrimas se llenan
de ira desmedida, de una furia que crece velozmente y que lo hacen olvidarse de
todo y activar su cuerpo. Con una detonación cuyo rugido viaja por cada rincón y alerta a todo
el campamento se da fin a la incursión sigilosa. Se escucha el disparo al mismo
tiempo que Rick se incorpora y totalmente embravecido se interna en el edificio
disparando y vociferando a toda voz ante una situación que considera, además de
siniestra, imperdonable. Las luces se encienden y los soldados corren hacia
donde esta llevándose el tumulto para desencadenar un fiero y crudo combate.
El vacìo del corazòn por Rik se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.
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