Encarrilado
en el camino de la comodidad, la mediocridad se vuelve nuestra fiel compañera.
No es sólo anecdótico, más bien algo esencial. El vivir día a día postrados en
una situación que molesta y agobia es hiriente, pero más dañino será el
reprocharnos nuestra pasividad el día de mañana. Cuántas veces no nos hemos
quejado de nuestra suerte, maldecido quizá el devenir de cosas que nos hicieron
desembocar a una vida de abandono y amargura. Todos lo hemos vivido, quizá yo
el que más, pero es ridículo seguir culpando a Dios y a nuestro destino como
una forma de apartarnos la responsabilidad. Es ridículo despertar pidiendo que
el desarrollo en que se desenvuelven los hechos de nuestra rutina sea diferente
cuando seguimos los mismos patrones que nos han enclavado en una situación tan
precaria.
Despierto
así, pidiendo a Dios que me brinde lo que creo me merezco, a lo que un alma con
muchos defectos, pero noble y sin malicia se cree merecedor; la felicidad que
anhelo, pero sin hacer los méritos para atraerlo a mí. Maldigo al destino, me
irrita mi suerte al terminar mi jornada y ver cuan similar ha sido al día
anterior, pero saben, ya varias veces he descubierto en donde está el mal y no
está lejos, esta en mi interior, en mis costumbres, en mis vicios y en mis
complejos. Allí esta el grillete que me ata a tal nivel de inconformidad, al
alcance y me sorprende que de mi dependa el desatarme de tantos pesares.
En serio
hiere el verme derrotado y sentirme ajeno a las alegrías que da una amistad, a
los encantos y bondades de encontrar el amor en un ser extraño, al gozo y
satisfacción que da un triunfo profesional, a la realización que brinda el
crecimiento de un hijo, al orgullo que brinda el logro de un padre. Si está a
nuestro alcance una de estas posibilidades; no lo dudes, levántate, date cuenta
que se drena tu dicha cuando estas metas están a tu mano. Eleva tu espíritu y apóyate
en tus sostenes, en tus virtudes infravaloradas por derrotas pasadas, desempólvalas
y sácales brillo, pues tu belleza aún está allí, opaca pero no marchita, tu
carisma nunca te ha abandonado, lo misterioso de tu alma que te da atractivo se
mantiene intacto, la atracción por otros y hacia otros reposa dentro de ti, todas
tus mejores virtudes y las que un día fueron tus admiradas armas no te han
dejado, solo esperan el momento a que te des cuenta que aún no has muerto, que
tu vida sigue, que tu corazón late de la misma forma desde que te hirieron,
desde que intentaron aplastar tu espíritu, pero no lo consiguieron, esperan que
lo notes y que orgulloso las saques a relucir, para maravillar a aquellos que
te quieren y para sorprender a todos los que te han subestimado . La vida nos
da tropiezos, pero la posibilidad de incorporarnos y seguir sonriendo esta en
cada instante, no dejes que se haga eterno. Porque cuando cuestiones al tiempo
por su fugacidad, el solo te responderá que es infranqueable y te dejará en
silencio.
Vivir bajo
el yugo del sufrimiento es triste, sentir que la vida solo hay que seguirla es
raquítico, intenta ver lo que unos cambios en tu rutina consiguen, date el
valor, porque la fuerza para transformarte solo podrá provenir de ti mismo, de
que te lo propongas y lo busques con ahínco, de que entregues ese beso, de que
hagas ese viaje, de que brindes ese hombro, de que sientas ese abrazo, de que
regales ese esfuerzo. Hay personas junto a ti que desean ese despertar, el que
tu misma alma cabizbaja te exige a gritos, y que tu corazón lastimado suplica le regales, porque ellos están bien y
sanos, pero tu los arrastras con tus miedos, los envenenas con tus angustias y
si te abandonas terminarás destruyéndolos.
Haz que tu
corazón vibre con un nuevo amor, haz a tu decaído ego hacerse sentir importante
una vez más, haz que tu rostro vuelva a brillar de emoción y conseguirás una
metamorfosis en un ser nuevo, más fuerte que el anterior por levantarse de un
sinsabor y más bello.
Busca ese
cambio, exígetelo como derecho, demuestra que te amas, porque si no lo haces
nunca nadie conseguirá hacerlo. Saca ese pantalón y camisa que te gustaban
tanto, luce esa falda y escote que mucho te agradaba, háblale a aquélla que te
interesó por como piensa y hazle saber al que te agrada que estas lista para
mostrarle lo mas bello de tu alma. Invita a todos a que disfruten de ti, de tu
plática y tu sonrisa y regálate la oportunidad de disfrutar de aquellas cosas
que la vida ofrece cuando no las vemos con ojos de amargura, desinterés y
miedo. Los que quisieron lastimarte se han apartado de tu vida, solo hicieron
el intento, lo demás lo has permitido tú, pero mientras tu corazón siga
latiendo y descubras que te sigas queriendo abrirás la mirada a un mundo que
considerabas allá, lejos de tu alcance y notaras que con un poco de esfuerzo
todavía puedes obtenerlo. Tu hija, hijo, hermano, madre, todos te estarán
viendo y será gratificante ver orgullo en sus ojos y, con sorpresa, alegría y
felicidad cuando de nuevo te mires en el espejo.
Yo intentaré hacerlo y te invito a ello.
muy bueno =)
ResponderEliminarrgrm
Me alegra mucho que te haya gustado la reflexión. Nadie está exento de sentirse de esta forma. Un saludo y gracias por tu comentario.
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