viernes, julio 2

Te invito a dejar la tristeza y cambiar tu vida.


Encarrilado en el camino de la comodidad, la mediocridad se vuelve nuestra fiel compañera. No es sólo anecdótico, más bien algo esencial. El vivir día a día postrados en una situación que molesta y agobia es hiriente, pero más dañino será el reprocharnos nuestra pasividad el día de mañana. Cuántas veces no nos hemos quejado de nuestra suerte, maldecido quizá el devenir de cosas que nos hicieron desembocar a una vida de abandono y amargura. Todos lo hemos vivido, quizá yo el que más, pero es ridículo seguir culpando a Dios y a nuestro destino como una forma de apartarnos la responsabilidad. Es ridículo despertar pidiendo que el desarrollo en que se desenvuelven los hechos de nuestra rutina sea diferente cuando seguimos los mismos patrones que nos han enclavado en una situación tan precaria.

Despierto así, pidiendo a Dios que me brinde lo que creo me merezco, a lo que un alma con muchos defectos, pero noble y sin malicia se cree merecedor; la felicidad que anhelo, pero sin hacer los méritos para atraerlo a mí. Maldigo al destino, me irrita mi suerte al terminar mi jornada y ver cuan similar ha sido al día anterior, pero saben, ya varias veces he descubierto en donde está el mal y no está lejos, esta en mi interior, en mis costumbres, en mis vicios y en mis complejos. Allí esta el grillete que me ata a tal nivel de inconformidad, al alcance y me sorprende que de mi dependa el desatarme de tantos pesares.

En serio hiere el verme derrotado y sentirme ajeno a las alegrías que da una amistad, a los encantos y bondades de encontrar el amor en un ser extraño, al gozo y satisfacción que da un triunfo profesional, a la realización que brinda el crecimiento de un hijo, al orgullo que brinda el logro de un padre. Si está a nuestro alcance una de estas posibilidades; no lo dudes, levántate, date cuenta que se drena tu dicha cuando estas metas están a tu mano. Eleva tu espíritu y apóyate en tus sostenes, en tus virtudes infravaloradas por derrotas pasadas, desempólvalas y sácales brillo, pues tu belleza aún está allí, opaca pero no marchita, tu carisma nunca te ha abandonado, lo misterioso de tu alma que te da atractivo se mantiene intacto, la atracción por otros y hacia otros reposa dentro de ti, todas tus mejores virtudes y las que un día fueron tus admiradas armas no te han dejado, solo esperan el momento a que te des cuenta que aún no has muerto, que tu vida sigue, que tu corazón late de la misma forma desde que te hirieron, desde que intentaron aplastar tu espíritu, pero no lo consiguieron, esperan que lo notes y que orgulloso las saques a relucir, para maravillar a aquellos que te quieren y para sorprender a todos los que te han subestimado . La vida nos da tropiezos, pero la posibilidad de incorporarnos y seguir sonriendo esta en cada instante, no dejes que se haga eterno. Porque cuando cuestiones al tiempo por su fugacidad, el solo te responderá que es infranqueable y te dejará en silencio.


Vivir bajo el yugo del sufrimiento es triste, sentir que la vida solo hay que seguirla es raquítico, intenta ver lo que unos cambios en tu rutina consiguen, date el valor, porque la fuerza para transformarte solo podrá provenir de ti mismo, de que te lo propongas y lo busques con ahínco, de que entregues ese beso, de que hagas ese viaje, de que brindes ese hombro, de que sientas ese abrazo, de que regales ese esfuerzo. Hay personas junto a ti que desean ese despertar, el que tu misma alma cabizbaja te exige a gritos, y que tu corazón lastimado  suplica le regales, porque ellos están bien y sanos, pero tu los arrastras con tus miedos, los envenenas con tus angustias y si te abandonas terminarás destruyéndolos.

Haz que tu corazón vibre con un nuevo amor, haz a tu decaído ego hacerse sentir importante una vez más, haz que tu rostro vuelva a brillar de emoción y conseguirás una metamorfosis en un ser nuevo, más fuerte que el anterior por levantarse de un sinsabor y más bello.

Busca ese cambio, exígetelo como derecho, demuestra que te amas, porque si no lo haces nunca nadie conseguirá hacerlo. Saca ese pantalón y camisa que te gustaban tanto, luce esa falda y escote que mucho te agradaba, háblale a aquélla que te interesó por como piensa y hazle saber al que te agrada que estas lista para mostrarle lo mas bello de tu alma. Invita a todos a que disfruten de ti, de tu plática y tu sonrisa y regálate la oportunidad de disfrutar de aquellas cosas que la vida ofrece cuando no las vemos con ojos de amargura, desinterés y miedo. Los que quisieron lastimarte se han apartado de tu vida, solo hicieron el intento, lo demás lo has permitido tú, pero mientras tu corazón siga latiendo y descubras que te sigas queriendo abrirás la mirada a un mundo que considerabas allá, lejos de tu alcance y notaras que con un poco de esfuerzo todavía puedes obtenerlo. Tu hija, hijo, hermano, madre, todos te estarán viendo y será gratificante ver orgullo en sus ojos y, con sorpresa, alegría y felicidad cuando de nuevo te mires en el espejo.

Yo intentaré hacerlo y te invito a ello.

2 comentarios:

  1. Me alegra mucho que te haya gustado la reflexión. Nadie está exento de sentirse de esta forma. Un saludo y gracias por tu comentario.

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